Volvamos a su oficio de “recolector urbano”. Si Chaquetón Azul era descubierto en una de sus incursiones no decía ni una palabra. Los guardias de los establecimientos no tienen las atribuciones de la policía, por tanto Chaquetón nada les concedía.
Lo que funcionaba casi a la perfección para él, no era igual en caso de ir acompañado. Me ví involucrado en un incidente, en el que comprobé que su habito era compulsivo.
Creí que si iba conmigo no lo haría, porque andábamos de paseo y pensé que él separaba el trabajo de la recreación. Para mí mala suerte fue descubierto, fuimos descubiertos.
La puerta de salida estaba custodiada por dos guardias y la alarma sonó al retirarnos. Nos conminaron a acompañarlos ( a la vista de todos) a una pequeña oficina en el subterráneo.
Como en principio me sentía ajeno a la situación, protesté sacando la peor parte. Recibí un “guantazo” del guardia mas gordo. No fue un golpe muy fuerte, pero si la advertencia de una golpiza próxima, si intentaba escapar o decir algo inconveniente.
domingo, marzo 25, 2007
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