martes, marzo 20, 2007

Chaquetón azul, poeta y ladrón.

Chaquetón Azul tiene que pasar varias veces ante tí antes de que puedas verlo.
Nunca paga el Metro.

Le conocí un día que llegó al Café donde nos reuníamos cada jueves. De ojos pintados y gestos amanerados, se acercaba demasiado al hablar. Había bebido.
La semana siguiente llego muy compuesto, vistiendo un chaleco de fantasía y lentes (que resultaron ser falsos) y fue muy cauteloso y preciso en sus comentarios.

Al poco tiempo visitó nuestra casa. Llevo té y pasteles finos. Confesó que no había pagado por ellos. En realidad no pagaba nada de lo que extraía de los supermercados, excepto una pistola*. A partir de esa ocasión, no dejo de visitarnos.
Su especialidad eran los libros. Alumnos y profesores se los encargaban. Para nosotros, pintores pobres, obtener buenos libros de arte por un módico precio era una maravilla.
Con las mujeres era galante y les daba la posibilidad de elegir ¿Tenéis algún capricho? Les preguntaba. Por cierto siempre había alguno: Perfumes, guantes, cinturones, chocolates, pañuelos etc.
Todo llegaba desde los grandes almacenes a domicilio a través de sus prodigiosas manos.


* Barra de pan básica

Continuará

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