lunes, octubre 20, 2008

¿Has escuchado Kind of Blue?


Miles Davis durante la grabación de Kind of Blue


He seguido la pista de Miles Davis y Bill Evans para saber como llegarón a Kind of Blue y luego hacia donde se dirigieron musicalmente.


Kind of Blue es el disco más perfecto en la historia del jazz. La categoría de la perfección quizás no es aplicable ni deseable, para cada uno de los discos. Las imperfectas huellas humanas en muchos casos hacen a una obra artística más querible y le otorgan un especial sabor.
La perfección pertenece a un más allá. A un campo ilimitado y fluido al que se accede como por casualidad, como consumación de la maestría del oficio. Jung, el siquiatra, dice que una vez que se ha alcanzado el centro, el punto de perfección, no se puede ir más lejos y sólo se puede girar en torno a él.

Se cuenta que Miles llevo a la sala de grabación un esquema musical simple y que la sesión se hizo de un tirón, sin preámbulos.
Miles venía haciendo a través de los años 50, magníficos discos como: Walking, Bags Groove o Miles Davis and the Modern Jazz Giants. Me gusta mucho el sonido de su trompeta en esos discos. Es un sonido que reverbera dentro de sí, para terminar rompiéndose (así al menos lo escucho) contra las paredes de una sala vacía. Un sonido que genera su propio espacio.
En Kind of Blue ese espacio es perfecto. El disco está ”Hecho en el cielo” en palabras de Robert Palmer.

He seguido la pista De Miles Davis y Bill Evans para saber como llegaron hasta Kind of Blue y luego hacia donde se dirigieron musicalmente.

Es seguro que Miles escucho muy bien Everybody Digs y en su idea de trabajar con los mejores del momento, pensó de inmediato en Evans para su disco.

De Evans me he podido hacer una idea más o menos completa gracias a los discos que van de Explorations hasta las sesiones del Village Vanguard en su ya mítico trío con La Faro y Motian. En cuanto a Miles, el disco con Modern jazz Giants (Monk,Coltrane,Jackson) , en la grabación de diciembre de 1954 para Prestige donde se incluyen temas de Gershwin, una de mis favoritas y que tuve hace años atrás en cassette, no lo he podido conseguir hasta ahora.

Con Miles Davies in person at the Blackhawnk in San Francisco un vinilo que estaba en la casa en Santiago por lo menos hasta el año 86(tampoco sé cómo llegó hasta ahí), creo que terminaré la exploración en torno a Kind of Blue.
Por fortuna desde 1959, cada cierto tiempo y cuando no hay turbulencias, podemos sin sacar un billete ir al cielo y pasear por él.

viernes, octubre 17, 2008

El Cuadro Perdido (Cuento)

Algunos días después la oportunidad que esperaba rodo a mis manos. La encontré en el bar del cine después del mediodía a la hora del café. Estaba sola.

La primera vez que la vi, estaba contemplado cuadros en una exposición. Al parecer era estudiante de arte, sin embargo su vestimenta era más bien formal, incluso elegante. A partir de ese momento me atrajo. Tenía un halo romántico, como si una dama antigua hubiese bajado de uno de los cuadros. No era alta, siempre la vi de vestido, tenía lindas piernas. Era muy blanca, de pelo oscuro y de labios deseables. De tarde en tarde me cruzaba con ella, siempre solitaria y sin que reparase en mi presencia. En esos tiempos muchas mujeres llamaban mi atención, pero luego sus imágenes se disipaban, sin embargo la suya permaneció.

Pasaron los años. Me fui de la ciudad y regresé. Hasta que la volví a ver. Acompañaba a un amigo extranjero que antes de marcharse quiso visitar el museo. Ahí estábamos delante de los Grecos, Velázquez y Tizianos; en plena rutina turística, todo rápido y a última hora antes de ir al aeropuerto.
Contemplábamos Las Hilanderas, cuando una mujer se dio la vuelta y dijo: -Señores queréis que os acompañe en una visita guiada, el precio es muy conveniente . ¡Era ella! Una especie de niebla o de tela de araña había tocado su rostro. Era el paso del tiempo simplemente o quizás algo más, cierta clase de vida. Sin embargo entre la bruma de los años pude reconocerla y volví a enamorarme en un momento.

La noche anterior había sido de juerga y no nos quedaba un duro en los bolsillos. No estábamos para propinas. Amablemente rechazamos la oferta. El tiempo corría y la hora del vuelo se acercaba. No se podía rechazar una oferta y a la vez iniciar una conversación. Ella tenía que seguir trabajando…entonces adiós.

Ahora sabía que andaba por allí. Sentía cerca lo que me había parecido ya imposible. Si la volvía a encontrar no perdería la oportunidad.
Un mes después más o menos, la volví a ver en el cine, en la filmoteca para ser exacto, pero esta vez acompañada de un hombre maduro, no un galán precisamente, flaco y semicalvo, pasado de moda. No había problemas de asientos así es que busqué un lugar cerca de ellos. Atisbé sus gestos y sus miradas, se comportaban como pareja. De todos modos mi entusiasmo no decayó, me concedía muchas posibilidades frente a ese rival. Además yo venía muy seguido a este cine y a su bar, sería un buen punto de encuentro.

Lo probable se cumplió y algunos días después la oportunidad que esperaba rodo a mis manos. La encontré en el bar del cine después del mediodía a la hora del café. Estaba sola. Podía ocupar un asiento en su mesa con la excusa que era uno de los pocos disponibles. Estaba agitado. Sentía que el tiempo se se recogía como una ola a punto de estallar, era el momento de actuar.

No recuerdo cuales fueron mis palabras exactas, pero las escucho incómoda, como haciendo notar que no esperaba hablar con un extraño. Parecía no reconocerme después del incidente del museo, yo tampoco lo esperaba, atendiendo a las circunstancias tan distintas que nos rodeaban. Insistí presentándome como restaurador de arte. Ella se relajo y su apertura dio para unas cuantas preguntas y respuestas acerca del oficio, pero en ningún caso pareció impresionada, situándome a una distancia conveniente para poder deshacer la situación en cualquier momento. En diez minutos todo estaba dicho. En el encuentro con una mujer, es tiempo suficiente para saber si hay una brizna de fuego que alimentar o si estamos condenados al hielo eterno.

Si le digo que he esperado este momento por diez años, me considerara un chiflado. No puedo convertir eso en un buen argumento. Quizás finge desconocerme y recuerda lo del museo…Sea lo que fuere, ella no logra verme, ante sus ojos sólo hay un cristal roto… Ni el grato ambiente del lugar, ni sus plantas exóticas, ni sus azulejos logran rescatar este hermoso cuadro perdido para siempre.
El Monje i- 2003. Corrección 2008.

domingo, octubre 12, 2008

La Primavera sigue su Camino

Cerezo en el patio de la casa.
Creo que Naoko* se alegraría de verlo

*Personaje de la novela Norwegian Wood - Tokio Blues (edición en español)de Haruki Murakami

martes, octubre 07, 2008

Man in the Dark de Paul Auster por Alex Barrientos

Paul Auster & el autor del blog

Lee Man in the Dark de Paul Auster, Part 1-2. por Alex Barrientos

www.passingcitizen.blogspot.com

lunes, octubre 06, 2008

Esquinas de la Memoria 2

La casa más antigua de Valdivia . Esta foto complementa a E.M.1 post de marzo 08. Se trata de la misma casa, sólo que no había visto esta parte. Por supuesto tiene moradores.